El mes pasado os comentábamos en una de las entradas (SPTCS 11-OCT) que mantendríamos una entrevista con Luis Vicente Solar, Director técnico de Bilbao Kirolak, a propósito de los temas que trató en su conferencia “Deporte, servicio público en la era wiki”. Como lo prometido es deuda así ha sido, y aquí tenéis la entrevista, que hemos decidido publicar en dos entradas para hacer más ágil su lectura.
En esta primera entrega, nuestro interlocutor responde a preguntas sobre política y deporte, dejando claro su posicionamiento en favor de una mayor participación del sector privado en el ámbito deportivo municipal.
En su opinión, tomar medidas que favorezcan la creación de un modelo de co-gestión beneficioso para las iniciativas empresariales es la mejor forma de evitar el colapso del sistema de gestión vigente. Luis Vicente Solar también expresa que la actual administración deportiva municipal está lastrada, entre otras cosas, por un excesivo número de subvenciones al consumo, que entiende como un gasto innecesario a reducir.
¿Existen las políticas deportivas de izquierdas y de derechas? ¿Cuáles podrían ser sus características?
Sí, sí existen, aunque en nuestros días mucho más difuminadas que hace unos cuantos años. No es lo mismo una ley de deporte intervencionista que una liberal. Es diferente una administración que por ley considera a las federaciones entes públicos, que otra que les da estatus de organizaciones privadas.
Del mismo modo, no son homologables legislaciones que, a pesar de considerar a clubes y federaciones entes de derecho privado, les adjudican una interminable serie de funciones delegadas, con otras que respetan la privacidad federativa sin delegar en tales órganos ninguna función.
Las políticas de izquierdas, en general, son más intervencionistas, delegan más funciones y en consecuencia son más subvencionadoras. Las políticas de derechas dejan en manos de los deportistas el funcionamiento de los clubes, y en las de los clubes el de las federaciones; eso sí, con nula o escasa aportación económica.
Desde la óptica de una política deportiva municipal la izquierda y la derecha se diferencian en el predominio de la postura subvencionadora de los consumos en la izquierda frente a una línea de actuación más proclive al crecimiento infraestructural de la derecha. De todas maneras, en estos momentos estas cuestiones se encuentran, como decíamos al principio, muy difuminadas.
¿Cuáles son los retos más importantes que han de afrontar las instituciones municipales para hacer evolucionar la gestión deportiva?
En primer lugar han de mejorar el nivel de sus ingresos “típicos”, es decir, aumentar el índice de autofinanciación. En segundo lugar, tendrán que buscar y encontrar fórmulas de cooperación con la iniciativa privada del sector; en tercer lugar habrán de frenar el nivel de crecimiento, para destinar las inversión a reconversiones que posibiliten la mejora de ingresos, y por ultimo habrán de reconsiderar la política de subvenciones, que en no pocos municipios tiene efectos contrarios a los buscados.
Citamos esos cuatro aspectos porque nos parecen importantes y de urgente consideración, pero en realidad son más los retos municipales en estos momentos.Todos ellos tienen un punto común: el equilibrio presupuestario, la viabilidad económica del proyecto deportivo local. La administración tiene la obligación, entendemos, de facilitar el deporte a sus ciudadanos, y la única forma de hacerlo es posibilitando la pervivencia del servicio, no condenándolo a la desaparición.
La política de precios va a jugar en el futuro un papel “clave” en el proceso. El ciudadano de hoy, aún temiendo a las subidas de los precios, comienza a tener más miedo a la quiebra de la administración como consecuencia de gestiones irresponsables y suicidas. Dar “duros” a “peseta” hoy no cuela como labor social, sino como sinónimo de populismo trasnochado y de gestión que aleja nuestro nivel de competitividad de los puestos mundiales de referencia.
¿Cuáles podrían ser los rasgos de la política deportiva municipal del SXXI?
Aún a riesgo de pecar de cierta imprudencia, y sabiendo que la pregunta abarca a todo un siglo, me atrevería a decir que los próximos 15 o 20 años van a marcar tendencias en dirección a los siguientes objetivos, entre otros.
Acercamiento de precios a costes:
Para no subvencionar el consumo, destinar los recursos al crecimiento y, sobre todo, a la reconversión y adaptación de las instalaciones. También para definir con claridad la legal y necesaria distinción entre “tasas” y “precios públicos”
Cooperación con el sector comercial del deporte:
No sólo con los gimnasios y clubes multideportivos que ofertan deporte o actividad físico-deportiva, sino también con empresas de construcción o de gestión especializadas en deporte. En los próximos años la administración deberá “adelgazar” y lo hará subcontratando la construcción, administración y gestión de recintos deportivos, retrayendo con ello su actuación directa e incentivando la iniciativa privada.
Cooperación para la gestión, con el ámbito del voluntariado deportivo:
De forma progresiva, las organizaciones no gubernamentales del deporte, clubes, asociaciones y federaciones deportivas comenzarán a buscar vías de subsistencia ocupándose de la gestión del sector en el que se desenvuelven. Parece tener una cierta lógica que la parte deficitaria del deporte sobreviva de la parte capaz de generar recursos.
El problema en este momento es que el ámbito capaz de generar recursos está, en buena medida, en manos de las administraciones locales, que subvencionando el consumo no sólo perjudican al sector sino que imposibilitan la entrada del voluntariado deportivo en la gestión.
Reconversión de infraestructuras:
Los últimos 35 años han sido prodigiosos para el deporte español: se han levantado infraestructuras deportivas en todos los municipios del Estado y con las infraestructuras se ha generado un importante sector poblacional deportivo.
Pero la vida media de la instalación deportiva es baja, incluso de la bien mantenida, y por otra parte, más efímera aún es la razón de su diseño: las instalaciones se quedan pronto anticuadas y no adecuadas a nuevas modas, tendencias y solicitudes de los clientes. El parque deportivo quizás no pueda o no deba crecer mucho más, pero si deberá ser constantemente reconvertido. En consecuencia, entendemos que la reconversión de infraestructuras del deporte va a ser uno de los signos de identidad de la gestión deportiva de los años venideros.
Redimensionamiento, a la baja, de las subvenciones de cualquier tipo.
El apoyo al deporte federado creemos que deberá ir más ligado a evitar gastos que a la subvención. Frecuentemente, este tipo de subvenciones sólo sirven como estímulo inflaccionador del deporte en lo referente a la confección de plantillas, es decir logrando efectos contrarios a los buscados.
En cuanto a los eventos tan sólo diremos dos cuestiones: si son de participación popular, deben vivir de las cuotas populares; si son de alto nivel deben subsistir básicamente de sus espectadores, directos o indirectos.
Dicho todo lo anterior, matizaremos que lo expresado no responde más que a un pensamiento general ante la situación económica actual, lo que no nos priva de saber que existen situaciones que aconsejarán y justificarán sobradamente la subvención. Pero eso sí, la situación deberá repensarse y redimensionarse a la baja, sin duda.
¿Cuál debería ser la relación óptima entre lo público y lo privado en lo que se refiere a las políticas deportivas?
La relación óptima será aquella en la que el sector comercial privado viera fortalecida su opción por el posicionamiento político. Dado que los políticos locales lo son para ayudar a los sectores público y privado, éstos deberían estar perfectamente coordinados por una misma estructura: la concejalía de deportes.
Como consecuencia, en la planificación del Sistema Municipal de Deportes se tendría en cuenta la iniciativa privada que pudiera entrar en conflicto de competencias con lo público. En estos momentos, el sector privado sufre las consecuencias de la crisis económica y está más necesitado que nunca de esa coordinación conjunta. Y existe un campo de cooperación, muy poco experimentado en, al menos, tres direcciones.
- Ofertar a los usuarios de gimnasios privados la posibilidad de acceder a los equipamientos municipales que no dispongan en sus propios gimnasios, a precios especiales. Por ejemplo la utilización de piscinas, pistas de tenis, frontones…. Todo ello con un precio especial muy por debajo de los abonos individuales normales. La condición de abonado que se adquiriese por esta vía se perdería en el mismo momento en que se cesase como miembro del gimnasio privado.
- El Sistema Municipal de Deportes podrá publicitar los gimnasios privados utilizando los mismos medios, mecanismos y soportes que usa para la publicidad de sus instalaciones y equipamientos.
- Se podrá crear un organismo coordinador público-privado que actúe como gabinete asesor en materia de compras, precios o actividades a crear o a extinguir. Este organismo tendría como fin prioritario la utilización de lo público como un sector experimental en beneficio del sector privado.